Utopía interior

Árbol de noche bajo el firmamento

    «Imán, una joven de espíritu risueño, se enamoró de una utopía, amor singular por demás. Noche tras noche, solía ascender a lo alto de una colina cercana a su hogar, un paraje de paz donde dedicaba tiempo a perderse en el sueño de ese amor reverenciado, pasión intensa y etérea, soñarla con fuerza y sentir, al menos en su mente, que tocaba los confines de ese amor idealizado. Sin embargo, cada noche descendía de la colina con la constante sensación de no poder alcanzar esa utopía amada que habitaba en sus sueños; sólo era eso, un sueño, un ciclo interminable de deseo y desilusión para una joven alma.

    A medida que el tiempo, testigo silente, transcurría, la chica se sumía en el sufrimiento, en silencio, de un amor no correspondido, se encontraba sola, aferrándose a sombras inalcanzables. Su corazón se había encadenado a algo tan efímero y abstracto, cómo había podido enamorarse de algo tan inalcanzable. Sabía bien que las utopías son distantes y esquivas, como un espejismo, siempre se desvanecía en la distancia, desafiando cualquier intento de captura, y por supuesto, ninguna esperanza podía abrazar semejante ideal.

    Persistente, una tras otra, cada noche, Imán ascendía a la colina para soñar despierta con su utopía, dolida, incapaz de tocarla, sentirla entre sus brazos o acariciar sus besos, sentir los corazones que se hablan pecho contra pecho. Se encerró en sí misma, volcándose hacia adentro, consumiéndose en un amor que comenzó a dudar si era real o simplemente una proyección de sus anhelos más profundos. Y en medio de sus cuestionamientos, con el tiempo, creció, se hizo grande y envejeció en la penumbra de sus propias fantasías.

    Mientras el mundo externo pasaba ajeno, su mundo interior parecía marchitarse, ¿Cómo podía seguir anhelando algo que nunca sería alcanzado? La idea de una vida perdida se le revolvía en el amor. El deseo de terminar con una misma, se convertía en la única forma de expresar la agonía interna que sentía.

    Reflexiva, Imán seguía creyendo que un día su utopía llegaría, tocando a su puerta, y ella llena de luz abriría. Nada de eso, sin esperanza y sin fuerzas, todo desapareció para ella. Se sintió desamparada y miserable, su llama se había consumido. Nunca imaginó que el amor que profesaba, en realidad, no tenía la suficiente fuerza, no amaba con para alcanzar su ansiada utopía, o no sé, tal vez prefirió consumirse antes que renunciar a la ilusión de tenerla, por más utopía que supiera que era, refugio oscuro de aquellos perdidos en su propio abismo. La única manera de sentir algo en un mundo que parece indiferente a su desesperación. La esencia de lo inalcanzable se diseminaba en el aire mientras suspiraba en su infierno pasional.

    Fue precisamente ahí, en medio de la oscuridad que Imán halló una comodidad inesperada y sorprendente. En esa introspección llegó a la reveladora conclusión de que su perspectiva había estado errada todo ese tiempo. Entre los fragmentos dispersos de su ser, Imán se percató de que la fuerza que emanaba de ese amor desemperezado era capaz de iluminar y fortalecer más allá de los límites imaginados. En los momentos que ella se creía perdida, realmente se estaba encontrando. 

    En su epifanía, comprendió que la esencia no residía en la incansable búsqueda de significado, sino en la conexión directa con la emoción más pura, camino. Un universo infinito estaba contenido en su propio corazón. Este amor, lejos de ser una carga pesada, tenía la capacidad de atraer hacia sí todo el tiempo perdido y el mundo que parecía haberse desmoronado. Finalmente, el amor contenido explotó, liberando una energía transformadora. Su visión se aclara, y su percepción nítida se satura de colores vivos, sabores deliciosos, sonidos nunca antes escuchados y aromas nunca antes olidos. Liberándose de las cadenas autoimpuestas, Imán crea su propia realidad, encontrando la perfección en la imperfección y abrazando cada emoción con intensidad y gratitud. Finalmente, Imán y su utopía reunidos en una plena aceptación de la vida tal como es.»

Comentarios

Otras publicaciones

Un destino marcado

Los sueños del Navegante

El silencio del viento

Sola

El camino del Cuarto Mago

"¿Qué lo que tanto?"