Siempre Quijote

Siempre Quijote

    En algún momento, casi todos hemos escuchado la célebre frase "Ladran, Sancho, señal que cabalgamos", atribuida al más grande caballero de todos los tiempos, el inmortal Don Quijote de la Mancha. Aunque la construcción de la frase insinúa que fue dicha por este hidalgo a su escudero, la realidad es diferente. La novela, escrita por Miguel de Cervantes y publicada en 1605, considerada una de las obras más importantes de la lengua castellana y de la literatura universal está repleta de memorables e inspiradores refranes aplicables hasta nuestros días. Empero, en este caso, el Caballero de la Triste Figura nunca pronunció dicha frase, la famosa expresión no tiene su origen en la pluma de Cervantes.

    Debido a su perpetuación en el imaginario colectivo, muchos han asociado esta frase con los famosos personajes literarios, aunque su verdadero origen sigue siendo confuso y poco preciso, un auténtico misterio. La declaración en cuestión se popularizó como una expresión de aliento, una construcción semántica destinada a aludir a la altura y valentía del ‘caballero’ que lucha por sus ideales. Más allá de los ladridos que pueda recibir en su camino, esta expresión evidencia su poder simbólico.

    Fuera de la anécdota, se esconde una verdad, el uso frecuente de este dicho está estrechamente relacionado con situaciones cotidianas, ya que todos, en mayor o menor medida, hemos sido objeto de críticas, juicios de valor o comentarios negativos alguna vez; bien por nuestras acciones, por hechos que puedan despertar recelo en terceros o simplemente por ser quienes somos, estamos expuestos a la opinión ajena. La naturaleza humana, compleja e impredecible, facilita la manifestación de opiniones sobre los demás. La crítica, no la constructiva sino la otra, aquella que a menudo va acompañada de una ligereza abrumadora, ese tipo de críticas son las que resultan incómodas.

    Cada persona emprende un viaje único en la vida, a veces llano, en ocasiones sinuoso y en el peor de los casos, muy escabroso. En este trayecto, cada individuo decide cómo enfrentar los obstáculos y desafíos propios del camino, qué herramientas utilizar y cómo alcanzar sus metas. Lamentablemente, en nuestra realidad, cuando alguien destaca o avanza con determinación, suelen surgir las voces críticas, acompañadas de una falta total de empatía y una evidente estrechez mental que empiezan a ladrar; ladridos provenientes de aquellos cuyos egos, inseguridades y frustraciones afloran, necesitando opacar el brillo del otro. Es curioso y habitual que aquellos que más critican con mayor vehemencia sean precisamente los menos productivos, los que menos contribuyen. Lejos de ser constructivos, utilizan sus comentarios como una distracción para ocultar su inoperancia, inseguridad y dolor.

    Amén de las opiniones de los demás, cada crítica y cada obstáculo representan una oportunidad para crecer y fortalecerse. Lo verdaderamente importante no es la percepción de los demás, sino el compromiso personal con la acción y el progreso. A pesar de las dificultades en el camino, de las espinas que puedan surgir, es esencial seguir adelante, siempre tenonderã, con determinación y perseverancia. La visión del ideal a cumplir debe ser el motor que nos impulse hacia adelante, el estímulo que nos impida desfallecer en el camino, así, avanzamos sin miedo hacia esos molinos, dispuestos a derribarlos.

Siempre Quijote.

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