Interconectados

Interconectados

    En el entramado de la gestión de gobernanza de las instituciones, resulta básico e ineludible que las políticas públicas planificadas avancen hacia la fase de implementación; de manera que esto asegure que los servicios lleguen a los destinatarios y permita afirmar la efectividad de dichas políticas. Dicho así, este proceso podría parecer una ecuación elemental: diseño, ejecución y efecto. Sin embargo, la realidad subyacente es bastante más compleja, y lograr este objetivo es más que un desafío considerable, especialmente exacerbado por la complejidad de los problemas que requieren atención inmediata, concretamente en aquellos de naturaleza social. A este respecto, la vulnerabilidad se convierte en el foco principal de la atención del Estado, visibilizándose como un fenómeno multidimensional, dado que las situaciones reales que demandan análisis trascienden al individuo e incluyen una variedad de factores como su entorno familiar, su contexto socioeconómico y, por supuesto, los aspectos culturales.

    Este proceso requiere inevitablemente la acción conjunta de distintos organismos estatales, generando sinergias para alcanzar una solución integral realmente efectiva, y es en este punto donde se hace evidente una debilidad innegable, que no es otra que la notable falta de articulación y coordinación entre estas instituciones. Ya que, en su afán por cumplir objetivos, cada una se orienta en su propio ámbito de competencia, sin considerar las funciones de las demás, dando lugar a un individualismo en la gestión. Este enfoque fragmentado dinamita las acciones colectivas, perjudicando el resultado final deseado.

    La articulación interinstitucional es, por tanto, esencial para garantizar la integralidad en la prestación de servicios a la ciudadanía. En un escenario ideal, determinado por autoridades competentes y comprometidas con el bien común, se aúnan esfuerzos más allá de las diferencias ideológicas y políticas. Se diseñan estrategias de gestión que permitan la asignación adecuada de recursos para conseguir el cumplimiento de metas compartidas, de modo que el impacto de las acciones estatales en la vida de las personas adquiera auténtica relevancia.

    Por ejemplo, uno de los principales focos de acción es la construcción de viviendas para familias de escasos recursos. En este sentido, mediante colaboraciones entre las municipalidades y el Ministerio de la Vivienda, es factible construir viviendas que den solución a la problemática habitacional y, expandiendo esta visión, podrían urbanizar áreas que fomenten la convivencia en entornos abiertos e inclusivos. Si a esto agregamos servicios como puestos de salud, seguridad policial, centros educativos y de formación profesional, estaríamos hablando de la creación de barrios bien planificados que conduzcan a una mejora sustancial en la calidad de vida de sus residentes. Asimismo, la coordinación entre los servicios de salud y de protección a la niñez y a la adolescencia puede proporcionar una respuesta cabal ante situaciones de abandono, desprotección y violencia, en todas sus formas.

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