Libertad entre páginas

Libro abierto flotando en el aire con fondo de librería

    ¿Cuál sería tu consejo para aquellos que buscan significado y autenticidad en sus vidas, especialmente en una realidad que a veces parece saturada de expectativas? Si nos lanzaran esta pregunta de manera directa, sin rodeos, ¿Cómo responderíamos? Personalmente, la considero como el desencadenante para una reflexión sobre las creencias fundamentales, nuestras experiencias de vida y la forma en que enfrentamos la búsqueda de autenticidad.

    Ya ha pasado un tiempo desde que abordé este tema, explorando la sensación de desincronización con las normas impuestas, tanto a nivel cultural como inherente a nuestra propia naturaleza. La noción de romper con las normas y vivir al margen de lo establecido puede ser complicada y enfrentarse a resistencia social. Desde el mismo nacimiento, estamos inmersos en un conjunto de normas y expectativas que la sociedad y la cultura nos imponen, además de las que llevamos en nuestros propios genes. Estas normas abarcan desde el comportamiento hasta la identidad y los estudios, entre otros aspectos de la vida. La presión social para conformarse a estas normas puede ser abrumadora, y aquellos que eligen apartarse de lo convencional a menudo se enfrentan a críticas o al estigma de ser considerados "diferentes", por no decir otras cosas.

    Algunos sienten una necesidad profunda de buscar su autenticidad y vivir de acuerdo con sus propios valores, independientemente de las expectativas externas. Esta búsqueda puede llevar a una sensación de desconexión, disociación con la realidad convencional. Y, obviamente, apartarse de lo impuesto a menudo conlleva la estigmatización y los juicios, ya que la sociedad a veces tiene dificultades para comprender y aceptar elecciones que desafían las normas establecidas. Salir del molde. Citando a Nietzsche, creo que fue quien hizo las afirmaciones que “el individuo siempre ha luchado por no ser absorbido por la tribu, se nos recuerda que ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” y que “El único derecho humano, es hacer lo que te plazca, con la condición ineludible de aceptar las consecuencias”; una conexión directa entre la libertad del libre albedrio y la responsabilidad, nada de libertinaje. Esto, sin duda, desencadenaría un debate ético interesante sobre la naturaleza de los derechos humanos y las obligaciones asociadas, aunque no voy a entrar en eso ahora.

    Retomando el tema, a pesar de todos los desafíos, vivir al margen de las normas también puede proporcionar y de hecho lo hace, esa sensación de libertad y apertura para la expresión creativa. La innovación y el cambio provienen de aquellos dispuestos a desafiar lo establecido, voces disidentes, que comparten perspectivas sobre la importancia de explorar el mundo y el yo interior para descubrir significados más profundos, inspirando a cuestionar la autoridad, la injusticia y a luchar por la libertad individual y colectiva. El arte y en particular, la literatura, sirven como un medio para expresar estas luchas internas y externas, explorando las complejidades de la identidad y la rebelión, tensiones entre la conformidad y la búsqueda de una verdad interior. La literatura es una llave para la libertad con esa capacidad única de las palabras para liberar la mente, proporcionando vía libre a la imaginación, a infinidad de perspectivas y a toda clase de experiencias que están fuera del alcance de uno en la vida cotidiana.

    Resulta interesante cómo ciertas obras literarias impactan de manera distinta a medida que avanzamos en edad y acumulamos experiencias. Leer y releer las mismas obras que nos marcaron en la juventud nos da un placer particular, recordando cómo nos hicieron sentir y lo que nos provocaron, cada lectura con un significado único que marcaron momentos específicos en nuestra vida.

    Las novelas que exploraban temas como la libertad, la identidad, el amor y la creatividad no solo nos ofrecían tramas intrigantes, sino también experiencias de crecimiento y transición, inspiradas en las vivencias de sus autores, y con las que muchos lectores nos sentíamos identificados con los sentimientos de alienación y desencanto que estas obras expresaban. A medida que uno crece y se reencuentra con ellas en una realidad completamente distinta, estas obras logran capturar aspectos cruciales de la experiencia humana. Se interpretan de manera única en las diversas etapas de nuestra vida, donde apreciamos aspectos muy diferentes y captamos ahora matices que no fueron tan evidentes en la juventud. Permítanme decir en esa juventud un tanto convulsa, donde parece que necesitamos "quemarlo todo", lo digo en un sentido figurado, o por qué no también de manera literal.

    Ahora, como padres, nos parece increíblemente satisfactorio que, en lugar de pedir una videoconsola o un celular, nuestros hijos de 10 y 11 años nos pidan un libro o cuestiones relacionadas con la creatividad, como pueden ser estuches de lápices o materiales para manualidades. Claro que también les gustan los videojuegos y todas las cosas propias de su edad, deportes, juegos y compartir con sus amigos. En broma suelo pensar, por hinchar nomás, - qué nerds, cuando reciben un libro y observamos su expresión, ver cómo lo tratan, lo revisan, lo huelen y se sientan para abrirlo y comenzar a leer las primeras páginas, ahí nos damos cuenta de que ya no están con nosotros, nos abandonaron, ya están sumergidos en una aventura, en un lugar lejano, que puede ser Egipto o el Ártico, o a kilómetros de profundidad en la tierra o a años luz en el espacio, y es maravilloso. Es cierto que debo mencionar que, de repente, los autores que les gustan no son los que nosotros quisiéramos, pero no nos debe gustar a nosotros, les tiene que encantar a ellos, y sólo por eso, París bien vale una misa. Les estoy muy agradecido a esos autores. Aunque también me complacen leyendo cosas que les ofrecemos dentro de nuestros gustos y adecuadas a su edad, o un poco más.

    Para cerrar la pregunta inicial, el consejo que me atrevo a dar es, leer. No importa el qué. Lee lo que te guste, lo que te emocione y te transporte, con lo que te conectes. Siente cómo cambias y maduras con cada lectura, sumérgete en obras que te ayuden a escapar de las limitaciones de la realidad y a explorar vastos horizontes a través de la imaginación, la lectura nos hace libres.

    Quería compartir esto, aunque pueda parecer trivial, para mí representa parte de la belleza de la literatura, su capacidad para crecer y evolucionar con nosotros a lo largo del tiempo, regalándonos nuevas perspectivas y significados a medida que cambiamos y maduramos.

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