Armonía entre bienestar y recursos


    La economía, esa compleja malla de conceptos confusos y disciplinas académicas; de entresijos complicados, términos emocionantes y gráficas sugerentes al tiempo que apocalípticas, que sustenta la vida moderna con la impronta promesa de terminar con todos los males, se encuentra frente a uno de sus mayores desafíos. En un mundo poblado por más de 8 mil millones de personas, ¡uff! 8 mil, aún recuerdo cuando en el colegio nos decían que éramos 5.000 mil millones y nos parecía una barbaridad, pues no contentos aún, la estimación para el año 2050 es que lleguemos a la nada despreciable suma de casi 10.000 millones. Con todo lo que implica este número, se hace evidente que el actual modelo de crecimiento económico no es sostenible, nada propicio. Es en este contexto que emerge una nueva y prometedora propuesta para encontrar armonía: la "Economía del Dónut".

    Básicamente si seguimos al mismo ritmo de consumo sin medida y conciencia, enfocados únicamente en la rentabilidad económica, nuestro premio será la autoeliminación. Ante esta tesitura la economista inglesa Kate Raworth, nos planteó hace algunos años imaginar un dónut o lo que para nosotros sería, la deliciosa dona redonda, esponjosa suave, recubierta de un rico glaseado, con su distintivo agujero en el centro. Esta novedosa teoría la concibió como metáfora de un enfoque económico que busca el equilibrio entre el bienestar humano y los límites ecológicos del planeta. La "Economía del Dónut" se presenta como una brújula para alcanzar el bienestar común y una herramienta para enfrentar los desafíos que presenta la emergencia climática.

    ¿En qué consiste exactamente esta teoría"? La idea es simple, aunque profunda. La rosquilla tiene dos círculos concéntricos, el anillo interior representa los requisitos básicos para el bienestar humano, como agua potable, alimentación, empleo salud, educación, vivienda, y más elementos que conforman el "piso mínimo social". Por otro lado, el anillo exterior simboliza los límites medioambientales del planeta, la carga que el planeta puede soportar sin causar daños irreparables, incluyendo el cambio climático, la acidificación de los océanos, la pérdida de biodiversidad y otros factores críticos que conforman el "techo ecológico".

    La masa del dónut, el espacio que queda entre ambos anillos, es donde la humanidad puede prosperar de manera "ecológicamente segura y socialmente justa". Es el espacio en el que se practica una economía regenerativa y distributiva, evitando caer en los extremos de la privación humana o la sobreexplotación de los recursos naturales.

    Son ya varias las ciudades que decidieron abrazar esta visión vanguardista, después de que las autoridades de Ámsterdam tomaran la iniciativa y la convirtieran en la primera ciudad en adoptar la "Economía del Dónut". Un ejemplo inspirador con una estrategia ambiciosa para lograr una economía completamente circular en 2030, Ámsterdam busca garantizar "una buena vida para todos dentro de los límites naturales de la Tierra". Compartir, reparar y reutilizar productos o promover la compra de productos usados, así como fomentar el uso de materiales sostenibles en la construcción y reducir el desperdicio de alimentos, son algunas de las medidas clave para redefinir la economía y avanzar hacia un futuro más sostenible.

    Este enfoque desafía la lógica tradicional del capitalismo, alentando a las organizaciones a considerar no sólo el beneficio financiero, sino también el valor social y medioambiental que generan. Joan Fontrodona, doctor en Filosofía y director del departamento de Ética Empresarial de IESE Business School, destaca la importancia de producir más con menos recursos naturales, algo que la economía circular puede poner en práctica de manera efectiva.

    El ecodiseño también se convierte en otro pilar fundamental de esta transformación económica. La creación de productos duraderos y fácilmente reciclables permitirá alargar su vida útil y reducir la demanda de recursos naturales, lo que representa un paso significativo hacia la conservación de la Tierra.

    La "Economía del Dónut" nos desafía a encontrar armonía entre el bienestar humano y la preservación de los recursos de la Tierra. Es una poderosa llamada a la acción para todas las sociedades y gobiernos que aspiran a construir un futuro próspero, sostenible y justo para las generaciones venideras. En un mundo que enfrenta una crisis climática y una creciente desigualdad social, se presenta como un camino hacia la prosperidad compartida y la armonía con la Tierra.

    Es hora de adoptar una visión más amplia y consciente de la economía, una oportunidad a pensar más allá de los límites del crecimiento lineal y a crear una economía que respete y proteja nuestros recursos naturales, donde el sentido común, el bienestar humano y la protección del planeta converjan en un delicado equilibrio. Cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de contribuir al cambio, optando por inversiones sostenibles, utilizando tecnología para un acceso equitativo a servicios básicos y adoptando un consumo responsable.

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