Participación de la juventud en la política


    Las nuevas generaciones de jóvenes vienen determinadas por la era digital. Se destacan como una generación hiperconectada y con un alto nivel de conciencia social, que debe afrontar una ruptura generacional, además de otros estereotipos impuestos y muchas veces injustos. La dinámica social de la juventud tiene un modo diferente de relacionarse, comunicarse y entender la realidad.
    ¿Cuál es la relación de estos jóvenes con la política paraguaya y se ven representados en ella?

    Es evidente que existe un divorcio entre la esfera política y la ciudadanía en general, especialmente entre los jóvenes. La actividad política tradicional no ha evolucionado de manera positiva, por el contrario, ha experimentado un declive, en gran parte debido a los casos de corrupción de las autoridades en diversos niveles.

    Como consecuencia, resulta innegable la desafección y el desinterés. La mayoría de los jóvenes técnicamente preparados muestran una falta de predisposición y de compromiso para involucrarse y participar en el sistema político, con algunas honrosas excepciones. Esto se da por diversos factores, como el desencanto y la imagen negativa que ofrecen los actores políticos, quienes a menudo, denotan escasa formación, muestran poco compromiso con el bien general, y carecen de valores éticos sólidos, por ende, una limitada visión país. Indudablemente, no son el ejemplo a seguir.

    En este escenario, sin entrar en juicios de valor y con un sentido constructivo, los jóvenes que quieren integrarse o desean activar en política, se enfrentan, por un lado, a la falta de espacios de participación de un sector en la clase política que sigue aferrada en prácticas ‘arcaicas’ y, por el otro lado, deben enfrentarse con una sociedad tradicional que ve con escepticismo o subvalora la capacidad de los jóvenes para lidiar con un aparato político altamente clientelista y prebendario.

    Por eso, es indiscutible la importancia que tiene la participación responsable de la juventud en la política y contribuyan a la renovación generacional de los actores políticos; con una mentalidad abierta, transformadora, dinámica e innovadora, que cimiente su actuación en valores y principios sólidos. Esto es determinante para forjar una cultura política moderna y renovada, como una verdadera herramienta de desarrollo social, donde se contemple la nueva coyuntura sociocultural y económica global, así como la pluralidad de significados en que los jóvenes definen hoy su juventud y construyen su futuro.

    El desafío es de hecho, superar esa visión frívola y superficial que subestima el potencial de la participación de los jóvenes en la transformación de la realidad país. En efecto, existen ejemplos concretos, jóvenes que abren camino en un ambiente adverso, con resultados altamente exitosos y que son modelos a seguir. El país cuenta con un potencial juvenil preparado para asumir responsablemente el liderazgo y cumplir ambiciosas metas que eleven la calidad de vida de la ciudadanía. Sólo necesitan oportunidad.

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