Espíritu femenino


    El sentimiento de ser mujer cala muy hondo en el espíritu. Pienso que, entre todas las cualidades y destrezas que nos diferencian y enorgullecen, la mayor es, sin duda para mí, ser portadoras del más grande don: dar vida. Dar vida, es la manifestación más pura y sublime del amor incondicional.

    El rol de la mujer, es un pilar fundamental dentro de la sociedad. Imaginen una sociedad, sin el protagonismo de las mujeres, una sociedad sin el papel de las madres, de una cosa estoy segura, sería una sociedad arcaica y deshumanizada.

    Es innegable, que, como mujeres y madres, sufrimos desigualdades y nos vemos, a veces, invadidas de sentimientos de temor, preocupación e inseguridad, sobre todo y si me permiten también, en la crianza y cuidado de nuestros hijos e hijas. El afán de hacer lo mejor para ellos, trae consigo angustias e incertidumbres, y más aún con el avance tecnológico que, en la mayoría de los casos los expone a peligros desconocidos.

    En la coyuntura actual no es fácil ser mujer, enfrentamos constantes retos, obstáculos que ya no deberían existir, aun así, el papel de la mujer crece notablemente, multiplicándose de manera exponencial. La mujer paraguaya se ha integrado, con mayor inmersión en el ámbito público, social, laboral, cultural y académico, asumiendo un indiscutible protagonismo, un liderazgo que nos distingue por nuestra asertividad y visión transformadora.

    No ha sido fácil ¿verdad? Es el fruto de un arduo y perseverante trabajo, que ha demandado mucho esfuerzo, tesón y sacrificio, para generar empoderamiento, y minimizar así, las inequidades entre hombres y mujeres.

    Aún queda mucho por hacer. Aún hay barreras que romper para lograr una efectiva participación de la mujer en la construcción de una sociedad más justa. Es un desafío que vale la pena asumir: abrir paso a nuevas generaciones de líderes que puedan ser generadoras de cambios significativos y sostenibles, que impacten de manera positiva en el bien común.

    Hagámonos una simple pregunta: ¿Quién soy? realmente, revelar la respuesta, es enfrentar nuestra existencia, descubrirnos, ser conscientes de nuestra propia identidad, de nuestro profundo potencial. Hagamos fuerza, hagamos fuerza desde nuestro espacio, desde el lugar y el rol que nos toca desempeñar. Comprometidas, firmes y con mucha determinación, siendo partícipes, siendo hacedoras de una renovada, verdadera, enérgica y más próspera sociedad.

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