Democracia y libertad

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    La democracia y la libertad son dos conceptos que están íntimamente relacionados, sin embargo, no son idénticos ni se garantizan mutuamente. La democracia es una forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el pueblo. La libertad es un derecho humano fundamental que implica la capacidad de actuar según el propio criterio, sin estar sometido a coacciones externas o internas.

    La democracia necesita de la libertad para ser auténtica y efectiva, pues sin ella no hay posibilidad de expresar las opiniones, crear asociaciones, elegir representantes o controlar al gobierno. La libertad necesita de la democracia para ser protegida y ampliada, pues sin ella no hay garantía de respeto a los derechos humanos, a las minorías o a las leyes.

    Sin embargo, la democracia y la libertad no siempre van de la mano. Hay casos en los que se puede tener una democracia formal, aunque con restricciones a las libertades individuales y sociales. Por ejemplo, en algunos países se realizan elecciones periódicas, pero se limita la libertad de prensa, de expresión o de asociación. También hay casos en los que se puede tener una cierta libertad personal, sin que exista una verdadera participación política o representación popular. Por ejemplo, en algunos países se respeta la vida privada de los ciudadanos y de manera opuesta, se excluye a sectores sociales o étnicos del acceso al poder.

    Por eso es importante defender tanto la democracia como la libertad, como valores fundamentales para el desarrollo humano y social. Ambas requieren de una ciudadanía activa e informada que ejerza sus derechos y deberes con responsabilidad y respeto. Ambas también requieren de un Estado de derecho que garantice el equilibrio entre los poderes públicos y el control social. Ambas finalmente requieren de una cultura política que fomente el diálogo, el pluralismo y la tolerancia entre las diferentes visiones e intereses.

    La democracia y la libertad son dos caras de una misma moneda: el bienestar común.

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