«He visto como a ese niño, sagaz y astuto, que solía vivir mil aventuras en la calle, en el parque, en la escuela o en el campo, compartiendo momentos con los amigos, perdiéndose en los comics, en los libros o en las series de ciencia ficción que disfrutaba los fines de semana y luego emocionado lo comentaba en la escuela con los compañeros, pasó un día, a encontrase con un aparato ajeno, desconocido y por curioso, lo encendió. En ese mismo momento, algo drástico sucedió, su vida cambio por completo, quedó atrapado por la tecnología. Pasaba horas y días enteros navegando en la nube, viendo videos, jugando juegos y chateando con amigos en línea. Se volvió obnubilado, como un zombi, completamente atrapado por el brillo de semejante artefacto. Se sentía más conectado que nunca, con acceso total a todo, pero también, al mismo tiempo, experimentaba una creciente sensación de aislamiento de su entorno. Todos a su alrededor, familiares y amigos notaron el cambio, más nadie dij